La verdadera historia de Carmen Lomana

Antes de ser famosa, era millonaria. Pero, ¿qué historia se esconde detrás del personaje que ha sido capaz de hacerle sombra a la misma Belén Esteban?

Su domicilio se encuentra en la madrileña calle de Fortuny. Quizás esto no les diga nada, pero les diré que pueden contarse con los dedos de las manos las personas que viven en esa zona. El resto lo ocupan grandes empresas, despachos de abogados y algunos de los más exclusivos restaurantes y discotecas de Madrid.
Y ésto es solo un detalle del ritmo de vida de Carmen Lomana. Antes era famosa por ser millonaria, pero parece ser que eso no le bastaba. Mujer independiente y tremendamete inteligente, sólo puso un reparo para concursar en los programas "Más que baile" y "Las joyas de la corona": ella elegiría los vestidos que luce, incluso algunos son suyos.
Porque es dueña de la colección de trajes de alta costura más importante de España. En su casa tiene un armario dedicado exclusivamente a sus vestidos de Chanel y otro para los de Dior.

Su primer y único trabajo

Nació en León, en 1947, pero su adolescencia transcurrió en San Sebastián. Aunque no lo parezca, Carmen Lomana llegó a trabajar en su juventud. Y lo hizo como relaciones públicas del Banco de Santander. Parte de su fortuna la debe a su padre, que fue director general de este banco en León.
Durante un viaje a Londres, conoció al que sería su marido, Guillermo Capdevila, en un club de jazz del barrio de Chelsea. Se enamoraron locamente y se casaron a los seis meses.
Él era un diseñador industrial de origen chileno. En 1976 obtuvo el Master en Product Design en el Royal College of Art de Londres. Se especializó en el campo del producto técnico industrial y entre sus creaciones encontramos la cafetera triangular y el climatizador, que produjo la marca Solac, el teléfono Panorama o el telefóno bipieza en madera; soluciones todas ellas originales y brillantes para objetos de uso común.
Al instalarse en España, fundó la empresa "Capdevila Asociados, Diseño de Productos S.A.", con la que consiguió numerosos premios internacionales, entre ellos el premio Simo en 1985.
Guillermo falleció a los 49 años en un accidente de tráfico, durante un trayecto de Pamplona a San Sebastián. Entonces Lomana se convirtió en la heredera de más de 1.000 patentes, que van desde máquinas expendedoras a lámparas, logotipos de marcas, grapadoras de plástico, estanterías, sillas, etc., por las que cobra suculentos dividendos.
La vida no sólo la dejó sin marido, además Carmen perdió a su único hijo nada más nacer.

Los ricos también cobran

Una vida color de rosa, que también tiene sombras de tristeza. A los 18 años, Carmen Lomana celebró su puesta de largo con un vestido blanco diseñado por Pedro Rodríguez. “Luego Pertegaz me hizo otro verde esmeralda, para la siguiente fiesta, con un bolero de volantes de encaje precioso”, recuerda. Ya apuntaba maneras, y no es de extrañar que se haya convertido en uno de los personajes de primera fila en el panorama social español.